martes, 4 de septiembre de 2007

XI- El cumpleaños

Ya habían pasado 8 meses de la mudanza a casa de Roberto y Adela se había transformado en la persona dominante de la casona, Federico había conseguido una changa en el campo de Los funes y hacía más de un mes y medio que ni se lo veía. Mariel evitaba cualquier enfrentamiento por los quehaceres o la comida, las discusiones entre ella y Adela eran moneda corriente ya ni Roberto les prestaba atención.
En breves 42 días sería su cumpleaños número 15, encerrada en su habitación Adela planeaba paso a paso su sueño más anhelado, su fiesta; sabía que su madre no era la mejor de sus aliadas y lo peor es que últimamente parecían perro y gato, con Fede no podía contar en lo más mínimo le quedaba solamente su tío Roberto pero...¿cómo organizar la fiesta de una jovencita con un viejo cascarrabias que además cuando la veía simplemente la ignoraba?
Su maestra le contaba como eran las fiestas de las señoritas del lugar, ella no había sido invitada a ninguna por lo cual le era imposible siquiera imaginárselo. Le hablaba de la fastuosidad de los salones adornados, de los vestidos bordados, de los manjares en las mesas repletas de comensales, del vals y la música orquestada...ella se imaginaba en ese escenario cada noche.
En la mañana del domingo se levantó presurosa, encendió la cocina; acomodó la gran pava de metal sobre el fuego, dispuso las tazas sobre la mesa, la azucarera en su sitio, las servilletas, revisó que nada faltara, les iba a dar a su madre y a su tío un gran desayuno. Las tostadas humeantes se apilaban en el plato central, la manteca y mermelada a la derecha del lugar de su tío, ella sabía a la perfección cómo su madre lo consentía. El aroma a café recién hecho sorprendió gratamente a Mariel y Roberto que se sentaron alrededor de la mesa predispuestos de la mejor forma a pasar el mejor de los desayunos domingueros. Entre comentarios del clima y otros temas Roberto les contó las andanzas de un nuevo peón de la estancia que no daba pié con bola, todo lo hacia mal y era el blanco de las burlas generales, entre risas y ahogos, Mariel festejaba los comentarios de su hermano que daba con lujo de detalles las metidas de pata del personaje en cuestión. Adela como pantera agazapada esperaba su momento...solo se escuchaba el ruido de las tazas cuando se decidió.

_El 18 del mes que viene es mi cumpleaños.
Silencio.
_Cumplo 15 años.
Dos pares de ojos la miraban interrogantes. Sin entender.
Roberto rompió silencio.
_ Y usté que quiere de regalo mi hijita?
_La fiesta - Le salió apenas un hilo de voz...se acomodó la garganta.
_La fiesta - repitió más firme.

Mariel no salía de su asombro, semejante osadía no se la hubiera imaginado jamás y se apresuró a decir.
_Ese es un gasto muy grande para nosotras.

La mano en alto de Roberto la hizo callar. Una fiesta en la casa...la idea no le desagradaba, hacía tantos años que no hacían una, le intrigaba saber que más se traía entre manos esa jovencita, con gesto de evaluación le preguntó.

_ Y...a quienes invitarías ?
Silencio.
No habia pensado en eso!
Quienes?...apenas habia hecho dos amigas, una de las cuales era la maestra, las otras casi ni le dirigían la palabra, las lágrimas se agolparon, la respiración se hizo dificultosa y antes de romper en llanto escapó escaleras arriba.

Mariel y Roberto se miraron sorprendidos, por primera vez Mariel sintió el dolor de su hija, supo cuán sola se sentía y cuánto necesitaba parecerse a las otras jovencitas, levanto rápidamente las tazas, ordenó la mesa y se encaminó a la habitación de su hija.

Roberto ya estaba haciendo mentalmente la lista de invitados.